Hoy en día, cada vez tenemos hijos más tarde, lo que puede afectar a nuestra capacidad reproductiva, haciendo que se incrementen los problemas de esterilidad en nuestra sociedad.
La esterilidad es algo que pensamos que a nosotros/as no nos va a tocar, hasta que intentas tener un bebé con tu pareja, observáis que no podéis y os comunican que uno de los dos es estéril. ¿Y ahora qué?
El diagnóstico de esterilidad supone un shock para la pareja, que requiere tiempo para asimilar y aceptar esta nueva situación y pensar qué se va a hacer.
La comunicación de la esterilidad puede llegar a “detener” la actuación de la pareja hacia conseguir el fin de tener un bebé. La decisión de seguir avanzando hacia esta meta puede tardar meses e, incluso, años por la negación o no aceptación de la realidad.
El problema de la esterilidad afecta a la pareja, no sólo a uno de los miembros, por lo que se tiene que trabajar desde la relación para la superación de esta circunstancia. Además, es probable que con frecuencia puedan aparecer sentimientos de culpa. Por un lado, será habitual que la persona estéril se sienta culpable y responsable por la situación. Por otro lado, también podría ocurrir que la persona no estéril culpe a su pareja de no poder tener hijos. Esta situación podría llegar a agravarse y derivar en otros sentimientos como la ira o la hostilidad hacia el otro, sobre todo si la búsqueda del embarazo es muy deseada y/o se ha prolongado en el tiempo, lo cual puede llegar a ser frustrante.
Para que ambos miembros de la pareja puedan sobrellevar mejor estos sentimientos, es recomendable una expresión mutua de los mismos a fin de llegar a compartirlos y comprenderlos, en busca de una solución común. Si una vez la pareja, consciente de estas emociones y de cómo les afectan, no fuera capaz de gestionarlas, podría apoyarse en un terapeuta de pareja que les permita canalizarlas de una forma que no interfieran en la propia relación.
También puede aparecer sintomatología depresiva, la cual, si no es gestionada adecuadamente, podría derivar en un cuadro depresivo. Estos primeros síntomas se suelen caracterizar por fuertes sentimientos de tristeza, incomprensión, decepción, desesperanza, frustración, apatía…, los cuales son normales en un primer momento. Además, unido a estos sentimientos, suele aparecer la inactividad y el aislamiento social.
Es probable, a su vez, la aparición de pensamientos catastrofistas del tipo “si no puedo ser madre/padre mi vida no tiene sentido”; “ya no valgo para nada”; “esto es un castigo que Dios me envía”; etc., acompañados de una baja autoestima.
A pesar de que esta sintomatología puede ser habitual en las primeras etapas tras el diagnóstico de la esterilidad, se recomiendan algunas pautas para sobrellevar mejor el proceso:
- Ignorar mensajes tipo “eso es porque estáis obsesionados con tener un bebé, ya veréis como cuando dejéis de buscar, viene solo”. Este tipo de comentarios sin maldad, cargan a la pareja con una mayor responsabilidad sobre el asunto.
- No ocultar la tristeza y preocupación por la que se pasa tras el diagnóstico, puesto que es una actitud normal y adaptativa.
- Realizar planes de ocio, mantener el contacto social y realizar actividades placenteras tanto a nivel individual como de pareja.
- Aprender a manejar el estrés que puede producir realizar una ‘reproducción asistida’.
- Afrontar el proceso de reproducción de manera positiva y optimista. Esto va a ayudar a que anímicamente el estado de la pareja sea mejor y más fuerte para poderse enfrentar a ello.
- Continuar con el tratamiento aunque haya situaciones adversas. En este punto sería importante el optimismo mencionado anteriormente.
- Plantear alternativas. En el caso de que el tratamiento no funcione, ¿qué otras opciones puede tener la pareja (adopción, donación…)?
Si decidimos optar por la reproducción asistida y se logra el embarazo, puede suponer un shock tras estar un largo período de tiempo intentándolo y que, por fin, llegue el resultado esperado. Es normal sentir un poco de miedo a la vez que alegría. Esto es un estado transitorio que pasará en cuanto se asimile la nueva y próspera realidad.
Sin embargo, si el resultado es negativo, no hay que perder la esperanza, puede ser que la primera vez no sea la definitiva. En este caso, hay que aceptar la situación y hablar con los profesionales para ver cómo continuar con el proceso. No se debe olvidar que es un procedimiento complejo, así que habría que mentalizarse de la posibilidad de que el tratamiento no funcione a la primera.
Si tras varios intentos no se consiguen los resultados esperados habrá que trabajar la aceptación de la imposibilidad de concebir hijos biológicos y comenzar a abrirnos a otras alternativas. Hay que ser conscientes de que este último periodo será duro y requerirá de un tiempo de asimilación que variará según la persona, además de precisar de un acuerdo entre la pareja sobre qué decisión tomar. Asimismo, conviene saber que se pueden volver a revivir muchos de los sentimientos experimentados con anterioridad.
Ante esta situación, puede haber terceras personas, como amigos o familia, que quieran involucrarse en la situación. Es importante que la pareja delimite hasta dónde pueden inmiscuirse los demás, ya que es algo que sólo les atañe a ellos.
En muchos casos, con el apoyo de la pareja o incluso de la familia o amigos no es suficiente. La pareja puede sentirse muy cansada a nivel físico y emocional. De ser así, se recomienda acudir a un profesional para poder gestionar las emociones y sentimientos que se están desarrollando. El experto acompañará a la pareja durante la aplicación de las técnicas que se realizarán durante el proceso, y ayudará a calmar la ansiedad y a trabajar sus expectativas.
“Nadie está a salvo de las derrotas. Pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando”. – Paulo Coelho (novelista, dramaturgo y letrista brasileño).
Elena Flores Martínez
María D. Villegas Díaz
Referencias:
Soler, A. (2015). Afrontar la infertilidad. EL PAÍS. Recuperado el 21 de septiembre de 2016, de: http://elpais.com/elpais/2015/09/17/eps/1442509276_697858.html