Me he puesto inmediatamente a hacer un cuadro para él, un lienzo para colgar en su dormitorio: unas gruesas ramas de almendro en flor blanco sobre un fondo de cielo azul.
Con estas palabras se dirigía Vincent Van Gogh a su madre, Anna, en respuesta a la noticia del nacimiento su sobrino. La carta está fechada el 15 de febrero de 1890. En aquel momento, Vincent se encontraba en el sanatorio de Saint-Remy, donde ingresó por voluntad propia en mayo del año anterior.
La falta de historias clínicas de los centros en los que permaneció ingresado Van Gogh, así como de los informes correspondientes de los doctores que le atendieron, han dado lugar a una especulación constante acerca del diagnóstico de su enfermedad mental. Contamos, sin embargo, con dos testimonios excepcionales para conocer sus sentimientos, sus anhelos y sus preocupaciones: las pinturas, que pueden aportar datos esclarecedores mediante el análisis de la temática y de la técnica pictórica; y, aún más importante, las más de seiscientas cartas que Vincent escribió durante sus treinta y siete años de vida. Su hermano Theo es el destinatario de la mayor parte de ellas.
Los incidentes más graves de la vida de Vincent (entre ellos el enfrentamiento violento con Gauguin y la automutilación parcial de la oreja) comienzan, precisamente, en el momento en que Theo se compromete con su futura mujer. En los meses que siguieron al anuncio del enlace, la salud mental del pintor se presenta inestable: alterna periodos de relativa estabilidad con otros marcados por la angustia, la tristeza, el insomnio, el pánico, el vértigo e, incluso, con episodios de alucinaciones. Los ingresos en el sanatorio de Arles y la idea del suicidio se vuelven cada vez más frecuentes: posiblemente Vincent tema que la unión de Theo con Joe determine la separación de su hermano, su principal apoyo afectivo y económico.
El 5 de julio de 1889, Vincent recibe la noticia de que el matrimonio espera un hijo y, al tiempo, es informado de que el estado de salud de Theo es preocupante. La suma de ambos acontecimientos contribuye nuevamente a agravar su inestabilidad. Durante la etapa final del embarazo de Jo, expresa Van Gogh una inquietud atormentadora por la salud de madre e hijo sin que existan motivos reales de preocupación, clara señal de su ambivalencia inconsciente hacia el embarazo. En contra de la voluntad del pintor, el niño se llamará Vincent, como él, que está loco, y como un hermano suyo muerto un año antes de que naciera. El nombre escogido turba a Van Gogh, a la vez angustiado y alegre, quien comienza a pintar uno de sus más bellos lienzos para el sobrino que lleva su nombre: El almendro en flor. Las flores blancas del almendro, símbolo del renacer de la Naturaleza y de la fragilidad de la vida, representan ambos sentimientos, que quedan también reflejados en las cartas:
El trabajo iba bien, el último lienzo, unas ramas en flor –verás que, seguramente, ha sido lo que hice más pacientemente y mejor, pintado con calma y con una mayor seguridad en la pincelada. Y al día siguiente, hecho polvo como un animal. Es difícil entender cosas como éstas, pero desgraciadamente, son así. Sin embargo tengo grandes deseos de volver al trabajo.
Carta a Theo (Saint Paul de Mausole, abril de 1890)
Una nueva crisis le obliga a interrumpir el trabajo comenzado, y a abandonar el propósito de pintar otros almendros:
Caí enfermo en un momento en que estaba pintando las flores de almendro. Si hubiera podido seguir trabajando, puedes suponer que habría hecho también otros árboles en flor. Ahora los árboles en flor están terminándose, realmente no tengo suerte.
Carta a Theo (Saint Paul de Mausole, 29 de abril de 1890)
En el mes de mayo, ya recuperado de este último episodio, Vincent viaja a París para reencontrarse con su hermano y conocer a su sobrino. Según declara Jo, el niño mira fascinado el cuadro de su tío, y se entretiene en observar las flores blancas desde su cuna. La relativa estabilidad psíquica del pintor duró poco tiempo.
Vincent Van Gogh se suicidó el 27 de julio de 1890, su hermano, Theo, falleció unos meses después.
Susana GP
Bibliografía recomendada:
- Vincent Van Gogh. Las cartas, Madrid, Akal, 2007.
- Humberto Nágera, Vincent Van Gogh. Un estudio psicológico, prólogo de Anna Freud, Barcelona, Blume, 1980.
Imagen:
- Vincent Van Gogh, El almendro en flor.