Teniendo en cuenta el clima actual, donde la palabra “crisis” suena por todos lados y a todas horas, no es de extrañar que el despido sea una preocupación muy presente para aquellas personas que están trabajando en la actualidad. Resulta realmente difícil encontrar a alguien que, hoy en día, no haya pasado por esta situación o no tenga cerca a alguien que la haya vivido. Pero, ¿cuáles son los efectos del despido sobre la salud y el bienestar de las personas? ¿Qué diría un psicólogo acerca de esta situación?
Psicología del Despido
En muchas ocasiones, cuando se produce el despido, éste viene antecedido por un clima de crisis, tensión y angustia, que en ocasiones puede haberse prolongado durante varios meses. Esa tensión y angustia acumuladas pueden transformarse en estrés (los psicólogos bien lo saben), esto es, en alteraciones del estado de ánimo, falta de concentración, nerviosismo… Pueden aparecer también dificultades para dormir (ya sea al conciliar el sueño, despertarse muy temprano o tener pesadillas y sueños agitados), irritabilidad, falta de apetito,…
Pero más allá de las consecuencias físicas, el despido del trabajo puede tener consecuencias sobre el bienestar psicológico de la persona: desde falta de autoestima (“si me han despedido, será porque no valgo”, “me han despedido a mí porque lo hago peor que los demás”) hasta el bajo estado de ánimo y la apatía. Adaptarse a la nueva situación suele conllevar mucho esfuerzo y energía: se pasa de tener una ocupación fija durante un número importante de horas a tener por delante una larga jornada que no se sabe muy bien cómo llenar. Esto puede llevar a la desesperanza, la desilusión o incluso al enfado. En muchas ocasiones esta situación termina por desesperar no sólo a la persona que la padece, sino también a los de su alrededor, que posiblemente harán lo posible por ayudar a la persona en esta situación pero que en muchas ocasiones no sabrán cómo hacerlo… Pero, ¿es necesario acudir a psicoterapia para evitar dicho estado anímico?
Si el bajo estado de ánimo, la irritabilidad, las dificultades para dormir y el resto de aspectos vistos anteriormente se extienden durante un largo periodo de tiempo, y las personas afectadas y familiares sienten que no pueden manejar conflictos por sí mismos, quizás sea el momento de consultar a un psicoterapeuta. De esta forma, la persona con esta problemática podrá pensar sobre su situación y trabajar con un especialista, alguien ajeno a su entorno, con el fin de poder manejarla de forma más adaptativa y menos dolorosa.