Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 6 personas mayores de 60 ha sufrido algún tipo de abuso en entornos comunitarios. Esta terrible situación atenta contra la dignidad de la persona maltratada, pero, ¿sabemos qué tipo de maltratos a los ancianos son los más habituales? ¿Qué factores influyen en que se desencadenen estas situaciones? ¿Cómo se puede prevenir el maltrato en la vejez?
¿Qué se considera «maltrato a los ancianos»?
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 15 de junio como el «Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez», convirtiéndose esta fecha en una ocasión para hacer más visible esta dura realidad. Es un hecho que el maltrato en la vejez es un problema social que atenta contra los derechos humanos de millones de personas mayores en todo el mundo. Por ello, se trata de una problemática alarmante que requiere la actuación tanto de los gobiernos como de la ciudadanía.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato a los ancianos se define como “un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza”. Apunta también la OMS que puede adoptar diversas formas, como el maltrato físico, psíquico, emocional o sexual, y el abuso de confianza en cuestiones económicas, y que también puede ser el resultado de la negligencia, sea esta intencional o no.
Es escasa la información sobre el alcance del maltrato en la población de edad avanzada, tan solo algunos países desarrollados disponen de cifras estimadas, no obstante, según un estudio de 2017 basado en 52 investigaciones realizadas en 28 países de diversas regiones, incluidos 12 países de ingresos bajos y medianos, un 15,7% de las personas de 60 años o más han sido objeto de alguna forma de maltrato. Es muy probable que esta cifra no refleje la realidad, tal y como subraya la propia OMS, puesto que solo se notifica 1 de cada 24 casos de maltrato en la vejez, en parte porque los afectados suelen tener miedo de informar a sus familiares y amigos, o a las autoridades. Según afirma la OMS, el maltrato en la vejez sucede tanto en el ámbito privado como en establecimientos institucionales, considerando una proporción más elevada de personas maltratadas en estos últimos.
Debido al aislamiento que viven buena parte de las víctimas en esta población afectada de maltrato, en muchos casos se trata de una problemática muy difícil de detectar. Así, son numerosas las investigaciones que sugieren que el abuso, la negligencia y la violencia contra estas personas son mucho más frecuentes de lo que se reconoce.
Tipos de maltrato a las personas mayores
Es sabido que el maltrato, en cualquiera de sus formas, puede llegar a producir consecuencias físicas y psicológicas devastadoras a medio y largo plazo. Algo que no es tan conocido son las conductas que constituyen realmente situaciones de maltrato en la tercera edad. Se detallan a continuación los tipos de maltrato que sufren con mayor frecuencia las personas en la vejez.
Maltrato físico
El maltrato físico a los ancianos se define como el uso de la fuerza ejercida sobre la persona mayor que puede derivar en golpes, restricciones físicas, bofetadas, zarandeos, castigos físicos, empujones, quemaduras, ingesta forzada, heridas u otras lesiones que provocan dolor y/o incapacidad.
Abuso sexual
El abuso sexual a ancianos, como a cualquier persona, se caracteriza por el contacto de naturaleza sexual no consentido. Puede manifestarse de forma explícita o de manera encubierta. Algunos ejemplos son insinuaciones, ciertos gestos y/o palabras, tocamientos, manoseos, exhibición de genitales, desnudez forzada, realización de fotografías impúdicas e incluso violación.
Negligencia y abandono
La negligencia y/o el abandono de la persona mayor supone una amenaza contra la salud de la persona cuidada. Este tipo de comportamientos engloban una variedad de conductas como las deficiencias y/o irregularidades en la administración de comida y de fármacos prescritos por los profesionales de la salud, el descuido en la higiene de la persona mayor, no facilitar asistencia médica en caso de ser necesario, etc. En definitiva, el comportamiento negligente se traduce en un descuido de las necesidades básicas de la persona, ya sea de manera intencional por parte de la persona que cuida, ya sea no premeditada.
Abuso económico
El abuso económico se refiere a toda explotación, aprovechamiento o uso impropio de los bienes y enseres de la persona cuidada. Puede consistir en sustracción, falsificación de objetos y/o documentos, apropiación ilegal de bienes del otro… En algunos casos puede conllevar daños, forcejeo, sustracción, amenazas, etc.
Restricciones
Sin bien las restricciones pueden llegar a ser necesarias por prescripción médica, se considera una forma de maltrato una aplicación inapropiada de las restricciones, ya sean contenciones físicas (cinturón abdominal, arnés, peto clip perineal, chalecos de sujeción para sillas de ruedas…) o contenciones químicas (llevadas a cabo mediante la administración de diversos fármacos, sedantes…). Las restricciones o contenciones se consideran una forma de maltrato en aquellos casos en los que el empleo de las mismas no es necesario y están limitando la libertad de la persona. Deben utilizarse únicamente bajo prescripción médica.
Maltrato psicológico
El maltrato psicológico a ancianos consiste en provocar dolor emocional, malestar, pena o angustia a través de una serie de acciones que pueden ser verbales o no verbales. Se manifiesta con amenazas, castigos, humillaciones, coacciones, insultos, comportamiento menospreciativo, rechazo de opiniones y deseos, ridiculización, infantilización, ignorar a la persona, falta de respeto hacia sus opiniones, etc. Este tipo de acciones dañan gravemente la autoestima de la persona cuidada, pudiendo derivar en sentimientos de culpa e inseguridad, síntomas depresivos, ansiedad, despersonalización (se sienten extraños a sí mismos, a su cuerpo y al ambiente que los rodea), sensación de invasión de la intimidad, deterioro de la integridad y reforzamiento del aislamiento.
Auto-negligencia
En ocasiones, las personas de avanzada edad llevan a cabo comportamientos «auto-negligentes». Esto se refiere a la conducta que amenaza contra la propia salud, seguridad o integridad de la persona a través del abandono o fracaso en el autocuidado, sin que esto suceda por tener una demencia u otra enfermedad mental grave que lo impida, sino más bien porque se sienten incapaces de afrontar las rutinas diarias.
Factores de riesgo del maltrato a personas mayores
En general, la violencia suele ser el resultado de una combinación de interacciones individuales, relacionales y socioculturales. Es por ello que son numerosos los factores que interactúan y confluyen en que se de una situación de maltrato en personas ancianas, siendo los factores de riesgo más frecuentes del maltrato en la vejez los que se mencionan a continuación.
Factores de riesgo Individuales
Alteraciones en el comportamiento psicológico
Hay personas que, cuando llegan a la tercera edad, experimentan cambios bruscos en la conducta psicológica. Estos cambios comprenden conducta agresiva (física, verbal o psicológica), modificación de la personalidad, conducta demandante, invasiva, intolerancia a los cambios ambientales (casa/residencia desconocida para la persona), falta de aceptación de la situación de dependencia, etc. También es un factor de riesgo sufrir un trastorno psicopatológico cuando se llega a la vejez.
Indefensión aprendida
Se trata de la situación, fruto del aprendizaje según su historia de vida, en la que el anciano no siente capacidad para defenderse ante las situaciones amenazantes. Es decir, existe una inhibición por parte de la persona maltratada en situaciones hostiles o dolorosas.
Carencia o falta de estimulación sensorial
Comprende la falta de audición, de visión, trastornos de habla o de comprensión. Este tipo de carencias son un riesgo dado que dificulta que la persona mayor se comunique y transmita que está siendo maltratada.
Déficit neurocognitivo
Personas que sufren, o comienzan a sufrir, déficits de naturaleza cognitiva como la demencia o el alzhéimer, deterioro del nivel de conciencia (delirium) o trastornos amnésicos (Psicosis de Korsakoff, traumatismos craneoencefálicos y amnesia global transitoria). Este tipo de déficits dificultan que se detecte el maltrato.
El género
En diversos estudios se ha encontrado un mayor porcentaje de mujeres ancianas maltratadas que de hombres.
Problemas físicos
Existe una gran diversidad de problemas físicos que van apareciendo en el adulto mayor y que pueden hacerlo más vulnerable. Algunos de los más comunes son la inmovilidad, la incontinencia, el insomnio (u otras alteraciones de sueño), la hipertensión o las úlceras.
Edad
También se han observado diferencias significativas en cuanto a la edad, según diversos estudios se produce un mayor riesgo de sufrir maltrato pasados los 75 años de edad.
Factores de riesgo Relacionales
Vivienda compartida
Compartir la vivienda con familiares puede ser un factor de riesgo para el maltrato de las personas mayores, ya que en ocasiones son los cónyuges y/o los hijos adultos de las personas mayores los que perpetran los malos tratos.
Dependencia económica
En dos sentidos, cuando el agresor depende económicamente de la persona mayor o cuando es la persona mayor la que depende económicamente del agresor. En ambos casos aumenta el riesgo de maltrato.
Relaciones disfuncionales previas
En ocasiones, si hay antecedentes de relaciones familiares disfuncionales, especialmente en lo que a violencia se refiere, el riesgo de maltrato aumenta a medida que aumenta la dependencia de la persona mayor.
Sobrecarga en la mujer
Siendo la mujer la que en mayor medida se hace cargo del cuidado de personas mayores, con la incorporación de las mujeres al mundo laboral y la reducción de su tiempo disponible, atender a los parientes mayores puede suponer una pesada carga que incrementa el riesgo de maltrato.
Interdependencia
El grado de dependencia que experimenten cuidador-cuidado también puede repercutir, ya sea dependencia emocional, física, económica o de otro tipo.
Difícil relación intersubjetiva
Una compleja relación entre cuidador y persona cuidada puede propiciar un trato inadecuado por parte del cuidador.
Factores de riesgo Socioculturales
Percepción negativa sobre la vejez
Representación de los ancianos como frágiles, débiles y dependientes, pensar que la opinión de las personas mayores carece de importancia, estereotipos y prejuicios, edadismo (discriminación por edad), etc.
Entorno familiar
Problemas como el debilitamiento de los vínculos entre las generaciones de una misma familia, los conflictos que afectan a la distribución del poder y de los bienes materiales en las familias, la migración de las parejas jóvenes que dejan a los padres ancianos solos…
Institucionales
Bajo nivel de atención sanitaria en el país de residencia, escasos servicios sociales para la tercera edad, centros asistenciales para las personas mayores inadecuados, personal de atención sanitaria mal formado, mal remunerado y que soporta una carga de trabajo excesiva…
Económicos
La falta de fondos para pagar los cuidados, ya sea en el entorno familiar o en el ámbito institucional.
Factores de riesgo en el Cuidador
También ha que contemplar en el maltrato en la vejez los factores de riesgo respecto a la persona o personas que cuidan al adulto mayor.
Falta de apoyo
Pertenecer a una unidad familiar con más de un miembro y que sea una única persona la que brinda los cuidados puede suponer una gran carga. Asimismo, en los casos en los que las personas maltratadas están institucionalizadas, el cuidador puede percibir falta de apoyo por parte de otros profesionales, además de la falta de los recursos necesarios para desarrollar su trabajo.
Sentir insatisfacción personal
Si el cuidador siente que sus propias necesidades básicas personales no están cubiertas, o si no ha asumido adecuadamente experiencias traumáticas, puede enfocar su frustración en la persona mayor a la que cuida y ejercer maltrato.
Cambio en el ritmo de vida
En algunos casos, la vida de la persona que tiene que cuidar al adulto mayor experimenta cambios bruscos (horarios excesivos, abandono del trabajo formal, privación del periodo vacacional…), lo cual puede repercutir en el equilibrio emocional del cuidador y propiciar el maltrato.
Conflicto familiar
Discusiones que pueden surgir en la unidad familiar entre el cuidador principal y otros miembros de la familia debidas a la convivencia con el anciano.
Cansancio
La falta de descanso físico y emocional es uno de los factores de riesgo que más influyen con respecto al maltrato ejercido.
Estado emocional por el deterioro de la otra persona
Como se ha mencionado anteriormente, la personalidad del adulto mayor puede experimentar cambios bruscos con el paso del tiempo. Este hecho provoca tristeza, pero también enfado y frustración en el que cuidador, lo que puede propiciar el maltrato.
Sufrir psicopatología o enfermedad física
Al igual que en el caso de los factores de riesgo en el anciano, en el caso del cuidador también es un factor de riesgo que este sufra alguna psicopatología o enfermedad física, siendo un posible elemento desencadenante de la conducta de maltrato.
Uso y/o abuso de alcohol u otras sustancias
El consumo prolongado de alcohol y otras sustancias produce efectos perjudiciales en el organismo, y también altera el estado psicológico, lo cual puede favorecer también que el cuidador maltrate al anciano cuidado.
La importancia de la prevención en el maltrato a ancianos
Es importante que las instituciones gubernamentales lleven a cabo campañas de sensibilización sobre esta problemática, enfocadas tanto para el público en general como específicamente para los profesionales sanitarios. También son necesarias políticas sobre la atención en residencias para definir y mejorar el nivel de la atención, así como intervenciones de apoyo a los cuidadores (gestión del estrés, programas de asistencia…). Asimismo, es primordial otorgar una buena formación a las personas que cuidan a nuestros ancianos, tanto en el ámbito profesional como particular.
En el entorno familiar, se deben de implicar todos los miembros de la familia y abordar de manera conjunta la situación a la que se enfrentan el cuidador y la persona cuidada, con el fin de lograr minimizar los problemas que conlleva tener que hacerse cargo de una persona mayor. Acudir a un profesional de la psicología puede ayudar a mejorar el estado emocional del cuidador y de la persona cuidada, y derribar algunos muros que puedan dificultar el buen funcionamiento de tal relación. La terapia psicológica también puede ayudar al resto de miembros de la familia a llevar mejor la situación, así como a concienciarse sobre la necesidad de su apoyo.
En general, todos podemos ayudar a mejorar esta situación prestando una mayor atención a los mayores que nos rodean, participando en programas de asistencia para reducir la soledad a la que se enfrentan estas personas, y brindándoles el cariño que necesitan y merecen. Es importante destacar de nuevo que el maltrato en la vejez es una problemática difícil de detectar, por lo que es importante involucrarse y denunciar el maltrato a una persona mayor si se detecta. El aislamiento y algunos otros factores previamente abordados dificultan que la persona anciana denuncie por sí misma.
En Aesthesis, desde nuestra posición como centro sanitario, alentamos, defendemos y promovemos el buen trato a los ancianos y mostramos nuestra firme oposición al sufrimiento, abuso y maltrato infligido a las personas mayores. ¡DENUNCIA!
Natalia Correa Flores, psicóloga en Aesthesis Psicólogos Madrid
Referencias:
Organización Mundial de la Salud (15 de junio de 2022). Maltrato de las personas mayores. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/elder-abuse
Kaplan D. B. y Berkman B. J. (1 de febrero de 2021). Abuso de ancianos. Manual MSD, versión para profesionales. https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/geriatría/abuso-de-ancianos/abuso-de-ancianos#v1152311_es