Una parte significativa de la obra de Francisco de Goya (1746-1828) está poblada por personajes inquietantes, seres faltos de razón que conforman una sociedad envilecida en la que el pintor se halla atrapado. Dentro de ese conjunto, un pequeño grupo alude de modo directo a la enfermedad mental. Destacan dos óleos, El corral de los locos y La casa de los locos, donde presenta el interior de un asilo de dementes; y una serie de dibujos menos conocidos, pero de gran interés, que reúne un compendio sobrecogedor de diversas manifestaciones de la locura.
Algunos de estos dibujos incluyen un título genérico que remite a la patología psíquica como, por ejemplo, Loco, Loco furioso, Loco africano, Loco pícaro, Loco por escrúpulos, Loco matando a una vieja o El idiota. Tal como se desprende de los rótulos, lo más habitual es que cada dibujo esté dedicado a un único sujeto. Se aumenta así la sensación de soledad e incomunicación de los dementes, elemento caracterizador de esta temática goyesca.
Los ademanes corporales y gestos faciales de los retratados evidencian su dolencia: hay locos delirantes, agresivos y furiosos, alienados y ausentes, asesinos, suicidas, etcétera. Llaman la atención los ojos desorbitados y las miradas perturbadoras. Algunas figuras presentan posturas forzadas, como los cuerpos contorsionados de los furiosos; otras, por el contrario, transmiten al espectador la amenazadora pasividad del sufriente. En general, visten trapos harapientos, o trajes comunes de época. Los gorros estrafalarios y otras prendas para cubrir la cabeza, identificadoras de la locura, también están presentes entre los dibujos. Los fondos oscuros e indefinidos intensifican la sensación de dramatismo y desasosiego.
Goya demuestra una sorprendente capacidad para reflejar la soledad y el sufrimiento de los protagonistas de sus obras, para trasladar al papel su tormento interior, y para detectar los síntomas fisiológicos de la locura. Por desgracia, a pesar de la precisión con la que refleja las particularidades psíquicas de estos individuos, no resulta posible especificar el tipo de patología que cada uno representa.
Una parte de la crítica sugiere que el propio Goya habría padecido una enfermedad mental que le llevó al aislamiento, condicionando la temática y la técnica de sus pinturas. Si bien tales diagnósticos se basan en datos de dudosa interpretación, conviene tenerlos en cuenta durante el presente análisis. Las hipótesis que apuntan a la patología psíquica del pintor se basan en las declaraciones de Goya acerca de su padecimiento, a las que se suman otros testimonios contemporáneos que aluden directamente a su carácter y a sus dolencias. Algunos especialistas consideran también la supuesta existencia de dos familiares maternos ingresados en el Departamento de Dementes del Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.
Sea como fuere, es muy probable que Goya pudiera visitar, bien por interés o bien movido por sus circunstancias personales, los hospitales especializados en el tratamiento de enfermos mentales, como también pudo consultar los tratados médicos donde se describían y clasificaban tales enfermedades.
Susana GP
Bibliografía recomendada:
- Asunción Fernández Doctor, Antonio Seva Díaz, Goya y la locura, Zaragoza, INO reproducciones, 2000.
- Francisco Alonso-Fernández, El enigma Goya. La personalidad de Goya y su pintura tenebrosa, México, Fondo de Cultura Económica, 1999.
Imágenes:
- Francisco de Goya, El idiota, s.a.