Hay muchas situaciones que a los humanos nos pueden hacer necesitar los primeros auxilios psicológicos, por ello, es conveniente que conozcamos las pautas para, si se da el caso, actuar y apoyar a la persona que lo necesite.
Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) suelen utilizarse en situaciones especialmente difíciles, que suponen una crisis o emergencia para la persona, como los ataques terroristas, desastres naturales, pérdidas importantes… El objetivo de los PAP es evitar que se desarrollen trastornos asociados a la vivencia de estas situaciones (depresión, ansiedad, adicciones, duelos complicados o trastorno de estrés postraumático entre otras). Los primeros auxilios psicológicos pueden ser aplicados por cualquier persona que tenga entrenamiento y práctica (no sólo por los profesionales de la Psicología).
Por qué se caracterizan y para qué sirven
Unos buenos Primero Auxilios Psicológicos se caracterizan por:
- Estar basados en la investigación científica sobre la recuperación tras situaciones traumáticas y las teorías de la Intervención en Crisis.
- Ser aplicables a la situación real, es decir, es necesario poder ponerlos en práctica.
- Adaptarse a cada etapa de la vida (no serán iguales si se aplican a los niños o a los adultos).
- Tener en cuenta las diferencias y características culturales (pues no todas las culturas entienden y afrontan el trauma de la misma manera).
Los Primeros Auxilios Psicológicos permiten que la persona asistida:
- Se contenga a nivel emocional y exprese sus sentimientos (alivio emocional).
- Pueda evitar los ataques de pánico.
- Logre disminuir los niveles de estrés en los primeros momentos, lo que favorece una mejor y más rápida recuperación.
- Se adapte y afronte mejor la situación.
Cómo prestar Primeros Auxilios Psicológicos
Como ya se ha dicho anteriormente, los Primeros Auxilios Psicológicos necesitan entrenamiento.
A la hora de llevar a cabo las técnicas de intervención en crisis se debe:
- Usar un tono de voz calmado, pausado.
- Contar a la persona a la que se está apoyando lo ocurrido, para ello, hay que utilizar un lenguaje sencillo. En caso de que nos pregunte, contestar siempre, procurando dar sólo aquella información que nos han pedido (no más).
- Validar sus sentimientos y reacciones emocionales y normalizarlas (“es normal que te sientas así, has pasado por una situación muy difícil”)
- Consolar y apoyar como forma de promover la aceptación de lo ocurrido.
- Permitirle el llanto y los silencios (aunque nos podamos sentir incómodos, nunca debemos decirle frases como “pero no llores, todo se va a arreglar”).
- No dar falsas esperanzas.
- Mantenerse disponible y visible.
- Asegurar la confidencialidad de lo que nos cuente.
- Respetar sus ritmos. No obligar a hablar de lo que no desea.
- No hacer suposiciones ni interpretaciones, no se busca hacer terapia, sino apoyar. Si se intenta hacer psicoterapia antes de ser realmente necesaria, se corre el riesgo de revictimizar a la víctima.
- Si es un niño, colocarse a su altura.
- Evitar culpabilizar a la víctima. No dar opiniones personales.
- En caso de tener que tomar decisiones, podemos ayudarle, por ejemplo, ayudando a buscar pros y contras, no decidir por él.
Pasos a seguir
- Nos debemos acercar a la víctima y observarla, poco a poco, sin ser demasiado intrusivos, podemos comenzar a hablarle (por ejemplo, preguntarle si quiere agua o comida). No tocarla en los primeros momentos, pues hay personas que se incomodan con el contacto físico, salvo que ella nos de permiso (podemos preguntarle si desea un abrazo o la mano).
- Hacer que la víctima se sienta a salvo. Por ejemplo, contándole lo ocurrido, resolviendo sus dudas, intentando cubrir sus necesidades más inmediatas y tratando de dar solución a sus preocupaciones.
- Ayudarle a contactar con personas de confianza (familiares, amigos…).
- Preguntar si quiere hablar de lo ocurrido y en caso de que nos quiera contar algo relacionado, debemos escuchar activamente (esto quiere decir que debemos mostrar interés en lo que está contando, pero no quitarle la palabra, sino dejarle hablar de lo que desee).
- Intentar (sin ser insistente) que nos hable de cómo se siente y, si nos expresa sus emociones, debemos validarlas, tratarlas con respeto y normalizarlas (“es normal que te sientas de esta manera que me explicas después de lo ocurrido”).
- En caso de que los niveles de estrés sea muy alto, favorecer la respiración normal. Se pueden enseñar técnicas de relajación.
- Valorar cómo de afectada está y si necesitará ayuda posterior.
Rosa Isabel Hidalgo-Barquero Torres. Psicóloga col. M-29702.
REFERENCIAS:
Corral, E. & Gómez, F. (2009) Apoyo psicológico en situaciones de emergencia: Técnico en emergencias sanitarias. Madrid: Arán Ediciones
Guía para saber prestar primeros auxilios psicológicos. Conectando Neuronas. http://taispd.com/primeros-auxilios-psicologicos/
National Child Traumatic Stress Network (Red Nacional para el Estrés Traumático Infantil) y National Center for PTSD (Centro Nacional de TEPT). (2006) Primeros Auxilios Psicológicos: Guía de Operaciones Prácticas.Nctsn.org. http://www.nctsn.org/sites/default/files/pfa/spanish/1-primeros_auxilios_book_final_comp_guide.pdf
Primeros Auxilios Psicológicos (2015) Curso on-line. Universidad Autónoma de Barcelona. https://www.coursera.org/learn/pap