Desde hace algún tiempo se ha extendido la expresión “Adicción a las Compras”, ¿en qué consiste esta problemática?
Adicción a las Compras: ¿Qué es?
La adicción a las compras, también conocida como «oniomanía», se caracteriza por el deseo incontrolable de realizar nuevas compras de manera incontrolada. Las personas que sufren este trastorno llevan a cabo numerosas compras innecesarias, de forma irreflexiva y con frecuencia excesiva, para aliviar alguna sensación de malestar.
En la actualidad existen distintas épocas del año donde el consumo se ve incrementado de forma desmedida (Navidad, rebajas, Black Friday…). Dicho consumo puede estar motivado por el deseo de comprar algún producto necesario o deseado, realizar un regalo a un allegado, adquirir productos con un mejor precio… Sin embargo, es posible encontrar situaciones y casos donde el acto de comprar se ve propiciado por otras motivaciones intrínsecas distintas, más allá de una necesidad real, llegando a convertirse en una problemática para la persona y su entorno.
Los cambios culturales acontecidos en los últimos años, influidos en gran medida por el auge de la publicidad, han contribuido al desarrollo de una sociedad de consumo que ha generado un aumento considerable de la compra de todo tipo de objetos y actividades de ocio, incrementando de una manera un tanto ficticia las necesidades y deseos de los individuos. Las diversas consecuencias, especialmente el elevado coste que genera esta conducta desmedida, han ocasionado que se convierta en una de las problemáticas de naturaleza psicosocial que mayor interés ha suscitado a muchos especialistas e investigadores, llegando a extenderse la expresión de “adicción a las compras”.
Adicción a las Compras: una Adicción Conductual
Conductas como comprar, jugar o trabajar son consideradas pautas ordinarias y socialmente aceptadas. Sin embargo, cuando un comportamiento desmedido en uno de estos ámbitos comienza a interferir en la vida de la persona, como invertir una cantidad considerable de dinero en compras realmente innecesarias, dedicar excesivo tiempo al trabajo o gastar grandes cantidades de dinero en el juego, limitando este tipo de conductas otros hábitos o costumbres, podemos hablar de lo que se conoce como “adicción conductual”.
Una adicción conductual es una adicción que no está relacionada con el abuso de una sustancia (tabaco, drogas…), sino que es un tipo de adicción en la que se pierde el control sobre un determinado comportamiento que provoca dependencia. Se trata de una problemática cuya detección es muy complicada debido a la normalización generada por el contexto sociocultural. En el caso de la adicción a las compras, la identificación se produce cuando la compra compulsiva deja de ser una actividad lúdica para convertirse en una necesidad, donde la persona pierde el control de sus actos llegando a realizar compras de manera compulsiva.
Adicción a las Compras y Materialismo
La adicción a las compras se ha relacionado con el concepto de “materialismo”, definido por Richins y Dawson (1992) como “importancia otorgada a la posesión y adquisición de bienes materiales, como una forma necesaria de conducta para lograr estados finales deseados, incluyendo la felicidad” (p. 307). Según Otero-López y Villardefrancos (2011, p.46), este constructo está integrado por tres dimensiones fundamentales:
- Importancia o centralidad de las posesiones en la propia vida
- Éxito o tendencia a evaluar el nivel de logro propio y ajeno en función de la cantidad y calidad de los objetos materiales acumulados y,
- Felicidad o creencia de que la posesión de bienes materiales supone una condición esencial para la consecución del bienestar.
La Adicción a las Compras en cifras
Se estima que entre un 1% y un 6% de la población española padece adicción a las compras, siendo mayor su incidencia entre mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, y situándose la edad media de inicio del trastorno entre los 18-30 años.
Esta incidencia aumenta hasta un 16% cuando hablamos de compras online. La expansión y mayor accesibilidad a las nuevas tecnologías, así como el anonimato, la posibilidad de comprar a cualquier hora del día, la gratificación inmediata y la evitación del contacto social son elementos que han contribuido a una exacerbación de este trastorno. Asimismo, se estima que el riesgo para las personas que sufren este tipo de trastornos ha sido superior durante los meses de confinamiento ya que, al aparecer sentimientos de ansiedad, incertidumbre o tristeza, recurren a la compra para calmarse.
Origen y mantenimiento de la Adicción a las Compras
La adicción a las compras, también denominada «compra compulsiva», ha sido definida como una modalidad de adicción conductual caracterizada por impulsividad y pérdida de control. En base a ello se ha acuñado el término de “oniomanía”, un término griego cuyo significado hace alusión a la “locura por el consumismo”. Esta alteración comportamental puede quedar fijada a la adquisición de un determinado producto, por ejemplo, a un estilo concreto de zapatos, o simplemente al hecho de comprar sin importar el objeto.
La adicción a la compras se engloba dentro de los «trastornos del control de impulsos», un grupo de trastornos que se caracterizan por el hecho de que la persona no logra controlar ciertas conductas, y aun siendo consciente de lo dañino que le resultan y de las consecuencias negativas que conllevan, no puede dejar de realizarlas. Otros trastornos del control de impulsos son la ludopatía (adicción al juego) o la cleptomanía (el impulso incontrolado de robar). En este tipo de trastornos se ha observado una alta comorbilidad (presencia de más de un trastorno en el diagnóstico) con trastornos del estado de ánimo, trastornos narcisistas, trastorno bipolar y trastorno límite de personalidad.
Al igual que ocurre con otras adicciones, en la adicción a las compras es frecuente el desarrollo de una progresiva dependencia hacia la conducta de compra compulsiva. En el caso de la oniomanía es necesario tener en cuenta distintas dimensiones:
- Deseo irrefrenable por el consumo de un determinado bien.
- Intensa respuesta emocional durante el momento de la compra.
- Sensación de alivio y bienestar al adquirir el objeto.
- Obtención de bienes no necesarios.
- Malestar intenso, nerviosismo, impaciencia e irritabilidad ante la imposibilidad de obtener el artículo anhelado.
- Pérdida de interés hacia el objeto tras un corto periodo de tiempo.
- Sensación de pérdida de control con relación al gasto.
- Sentimientos de culpabilidad y vacío.
En relación con la génesis de la adicción a las compras, autores como O’Guinn y Faber (1989) afirman que se trata de una problemática con un curso crónico y repetitivo desencadenada a partir de eventos negativos en la biografía de la persona, carencias intrapsíquicas o determinadas respuestas emocionales (tristeza, ira, sentimiento de soledad, decepción, frustración, etc.). Por este motivo, resaltan el componente compensatorio de esta conducta como vía para el afrontamiento de dichos factores.
De esta forma, la compra proporciona un sentimiento de satisfacción inmediato que contribuye al reforzamiento de dicha conducta. Además, en algunas ocasiones, la persona puede sentirse avergonzada, por lo que puede destruir o esconder los bienes adquiridos. Del mismo modo, es frecuente el sentimiento de culpa o arrepentimiento tras una compra compulsiva o por la adquisición de un objeto de gran valor, lo que puede ir seguido de una nueva compra como forma de mitigar la angustia experimentada, viéndose inmersa en un círculo vicioso que impulsa la cronificación de la problemática.
Asimismo, el mantenimiento de este bucle también puede ser explicado a partir del incremento en el nivel de valoración narcisista, o valía personal, que experimenta la persona al adquirir determinados bienes de consumo, especialmente aquellos cuyo importe supera sus posibilidades económicas.
En esta línea, la compra de bienes puede obedecer a distintas motivaciones de los individuos, como forma de autoafirmación y refuerzo de la imagen personal, comodidad, sometimiento a los estándares fijados por la publicidad y la moda, como consecuencia de la presión social y el deseo de aceptación, afrontamiento de estados como la depresión, la angustia o el aburrimiento, promovido por la impulsividad o el bajo sentimiento de valía personal, así como una vía para la compensación de un sentimiento de insatisfacción personal. Se trata, en definitiva, de una motivación subyacente que en muchas ocasiones escapa de la conciencia de la persona afectada.
Como consecuencia, se enfatiza la necesidad de llevar a cabo una intervención exhaustiva que permita, a través de la revisión de la historia de la persona, tomar conciencia del problema, determinar la motivación responsable de dicha problemática y, en base a todo ello, llevar a cabo la intervención más idónea. Asimismo, es fundamental contar con el apoyo familiar, ya que este trastorno no suele ser conocido por la misma, lo que hace más difícil el tratamiento.
Rafael Fenoy Castaño, psicólogo en Aesthesis Psicólogos Madrid
Referencias
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O’Guinn, T. C. y Faber, R. J. (1989). Compulsive Buying: A Phenomenological Exploration. Journal of Consumer Research, 16, 147-157. https://doi.org/10.1086/209204
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Otero-López, J.M. y Villardefranco, E. (2011). Materialismo y adicción a la compra. Examinando el papel mediador de la autoestima. Boletín de Psicología, Vol. 103, 45-59. https://www.uv.es/seoane/boletin/previos/N103-3.pdf
Richins, M. L., & Dawson, S. (1992). A consumer values orientation for materialism and its measurement: Scale development and validation. Journal of Consumer Research, 19, 303-316 https://doi.org/10.1086/209304