¿Cómo se ha desarrollado el papel de la psicología hasta nuestros días? ¿Qué poder se le otorga a la figura del psicólogo? ¿Cuáles son las razones por las que se necesita acudir a terapia?
El 24 de febrero, se celebra el Día de la Psicología en España, en honor a Juan Huarte de San Juan (1529-1588), médico y filósofo del siglo XVI que a finales de febrero de 1575 publicó su única obra “Examen de Ingenios para las Ciencias”.
Huarte en su libro plasmó las diferencias individuales aunando aspectos biológicos y del comportamiento. Todo ello supuso una gran revelación para el mundo de la ciencia, pues insistió en la idea de vincular la mente y el cerebro, al mismo tiempo que ofrecía una visión alternativa sobre el alma del hombre. Por todo esto, fue duramente criticado y censurado por la Inquisición Española, aunque ello no le impidió traducir, imprimir y comercializar su obra de forma clandestina.
De este modo, Juan Huarte ha sido considerado como uno de los pioneros y grandes influyentes para el desarrollo de la Psicología como disciplina, contribuyendo a la creación y avance de otras ciencias como la Sociología, la Neurología o la Pedagogía.
Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando la Psicología se conformó como una ciencia y profesión. No obstante, es evidente que a pesar de su corta vida como disciplina, ha tenido un importante crecimiento hasta la actualidad y en la ciencia experimental cada vez adquiere un mayor prestigio, pero ¿cómo está considerada esta disciplina en la sociedad?, ¿sigue habiendo ciertas reservas a la hora de acudir a un/a psicólogo/a?
El estigma en Psicología
El término “estigma” viene definido en el diccionario como “mala fama o deshonra”. Sin embargo, es necesario ampliar el significado, especialmente cuando se hace referencia a una figura como la del psicólogo/a o los problemas mentales ya que ¿quién no ha escuchado alguna vez la expresión “yo no creo en los psicólogos”? o ¿“vas a ir al loquero”?
De forma habitual, cuando se tiene un problema en el estómago se acude al médico de cabecera o al digestivo, si se empieza a padecer un molesto dolor de muelas enseguida se piensa en la posibilidad de acudir al dentista… De igual forma, cuando se siente que existen dificultades a nivel emocional, relacional y/o cognitivo, o simplemente se necesita un apoyo profesional para una situación concreta de la vida, debería venirse a la mente la idea de ir al psicólogo/a, de manera tan clara como emerge para los problemas de salud física con los profesionales de estas disciplinas. Sin embargo, parece que a pesar de que cada vez hay una mayor consideración hacia la figura del psicólogo/a y se tiene un mayor conocimiento sobre la salud mental y psicológica, es frecuente que los pacientes acudan con ciertos miedos o desconocimientos acerca de lo que una terapia significa.
Dicho estigma puede generar ciertas dificultades directamente sobre el paciente, o bien porque acude de forma tardía habiéndose generado un empeoramiento en su sufrimiento o bien porque la terapia en un primer momento puede verse enlentecida, ya que el terapeuta no sólo tiene que trabajar con el malestar del paciente sino con las barreras y la desconfianza hacia el profesional.
Pese a todo el tabú existente en torno a las problemáticas de salud mental, los datos estadísticos muestran que el 57% de la población cree que ha tenido problemas de ansiedad alguna vez en su vida, mientras que el 34% afirma haber padecido depresión. Si se atiende a esta última, la OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que es la primera causa de discapacidad a nivel mundial. Por tanto, esto responde a la idea de que las dificultades en la salud mental parecen ser tanto o más frecuentes que en la salud física y, de igual forma, necesitan ser tenidas en cuenta y abordadas con gran consideración.
Ciertamente, hoy en día estas ideas se han ido desmintiendo de una forma progresiva, y son cada vez más aquellos que acuden con la tranquilidad de que puede ser una vía de ayuda como lo sería cualquier otro especialista en el ámbito de la salud y el bienestar.
En esta misma línea, lo más destacable no es sólo que los pacientes acudan con ciertas dudas acerca de la figura del psicólogo/a sino que estos mismos comprendan en qué consiste ir al psicólogo/a y la terapia y, por tanto, que tengan el conocimiento de dicho recurso así como un mayor acceso a este. Sin embargo, a muchas personas les resulta difícil determinar el momento en el que se debe asistir a un profesional de la psicología. Las preguntas que suelen surgir son: ¿cuándo es necesario que las personas acudan a terapia?; ¿es adecuado ir siempre que uno encuentre dificultades en su vida?
El paso de acudir a una terapia
Tomar la decisión de acudir a terapia por primera vez no siempre es fácil, ya que es un proceso que, a diferencia de lo que ocurre con otras disciplinas en salud física, implica abrirse, expresarse y ponerse en contacto con uno mismo. “Desnudarse” emocionalmente a veces puede ser percibido como un proceso difícil, pero el fin último es el de poder encontrarse mejor con uno mismo y superar el malestar que se tiene en el día a día, lo cual constituye una razón más que suficiente para tomar la decisión de iniciar una terapia.
Algunos de los motivos principales que suelen impulsar esta búsqueda de ayuda psicológica son:
– Sentir que no se tiene valía personal.
– Apatía, no tener ganas de salir de la cama o cumplir obligaciones.
– Dificultad para hablar en público.
– Procesos de duelo.
– Miedo irracional a que suceda algo malo.
– Incapacidad para establecer relaciones de intimidad con otras personas.
– Falta de deseo sexual.
– Culpa excesiva hacia ciertas actitudes o pensamientos.
– Dificultades en las relaciones (de pareja, amigos, familiares…).
No obstante, existen tantos motivos como personas y cualquier circunstancia es válida para acudir a consulta siempre y cuando esté generando malestar y/o interfiriendo en la vida cotidiana. A pesar de ello, se suele restar importancia y obviar estas situaciones, ignorando que con un proceso terapéutico pueda ayudar a que la persona procese experiencias complicadas o que pueda disfrutar diferentes aspectos de la vida.
Por tanto, resulta conveniente centrarse no tanto en razones precisas por las que las personas deban o necesiten asistir a una terapia sino en el nivel de sufrimiento o malestar que se esté experimentando. Asimismo, es necesario un mayor entendimiento y visibilidad ante la idea de permitirse ser cuidado y ayudado por un psicólogo/a.
“Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza.” Sigmund Freud, neurólogo austriaco, fundador del Psicoanálisis (1856 – 1939).
Sara Muñoz
Referencias:
Cid, J. (2018). Ir al psicólogo ya no es cosa de locos. El Mundo. Recuperado el 8 de febrero de 2018 del sitio web: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/02/08/5a7b1ff1e5fdeae4188b45ce.html
Consejo General de la Psicología en España. (2014). 24 de febrero, día de la Psicología en España. [online] Infocop.es. Recuperado el 21 de febrero de 2018 del sitio web: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4971
El tridente psicológico (2016). “Los psicólogos son unos engañabobos”. Ir al psicólogo: ¿Es un estigma o está aceptado socialmente?.Recuperado el 21 de febrero de 2018 del sitio web: https://eltridentepsicologico.wordpress.com/2016/07/03/los-psicologos-son-unos-enganabobos-ir-al-psicologo-es-un-estigma-o-esta-aceptado-socialmente/