El cine y la literatura han promovido una imagen errónea sobre el Trastorno de Identidad Disociativo, pero ¿en qué consiste realmente este trastorno? ¿Cuáles son sus causas?
¿En qué consiste el Trastorno de Identidad Disociativo (TID)?
El Trastorno de Identidad Disociativo (TID) se ha convertido en una de las dolencias más frecuentes en diferentes medios de ficción como el cine y la literatura. Diversos autores se han inspirado en el escaso conocimiento sobre esta patología para el diseño de personajes e historias tan conocidas como el “Doctor JeKyll y Mr Hyde”, “Gollum” (El Señor de los anillos), “Psicosis” de Alfred Hitchcock o la reciente “Múltiple” (“Split”) de M. Night Shyamalan.
Se trata, sin duda, de una problemática que atrae la atención de una gran cantidad de público; motivo por el cual algunos filmes inspirados en esta patología, más comúnmente conocida como “Trastorno de Personalidad Múltiple”, encabezan el ranking de las películas más taquilleras. Asimismo, esta denominación popular ha contribuido en la génesis de una interpretación errónea sobre la naturaleza de este trastorno.
Todo este interés ha dado lugar a una gran cantidad de divulgación al respecto. No obstante, sigue siendo uno de los problemas que presentan una mayor carencia de información contrastada, generando una gran controversia que se mantiene hasta la actualidad. Algunos de los puntos que más discusión han generado en torno a este trastorno hacen alusión a la etiología o la causa del mismo, así como a la veracidad de su existencia, existiendo numerosas críticas que ponen de manifiesto dudas sobre la naturaleza de esta dolencia. Toda esta discusión ha convertido al TID en uno de los grandes retos de la Psicología.
El TID se encuadra dentro de los trastornos disociativos. Algunas de las dimensiones más características de este tipo de patologías son la amnesia disociativa, la despersonalización, la desrealización y las alteraciones en la identidad. Siendo el TID una dolencia más generalizada que puede contar con cada una de estas dimensiones. Asimismo, este fenómeno de disociación puede producirse a distintos niveles como el pensamiento, las emociones, la conducta, la percepción, la identidad, la conciencia o el funcionamiento sensoriomotor.
En esta misma línea, a pesar de poseer un diagnóstico distintivo, puede estar acompañado por diversos trastornos o síndromes que dificultan su detección y que contribuyen al cuestionamiento de su existencia.
Trastorno de Identidad Disociativo (TID) según el DSM
El Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM) define esta patología como “la presencia de dos o más identidades –raras veces más de diez- que toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios”.
Cada una de las personalidades presentes posee un patrón particular de percibir e interactuar con el medio. Asimismo, se considera que, por lo general, dos o más de estas identidades adquieren el control del individuo de forma rutinaria, acompañado, comúnmente, de episodios de amnesia que imposibilitan el recuerdo de experiencias cotidianas.
Por otro lado, ha sido definido como el fallo en la integración de diversos componentes como la conciencia, la percepción, la memoria o la identidad. Un error de integración que se inicia, generalmente, durante el periodo de desarrollo temprano.
Causas del Trastorno de Identidad Disociativo (TID)
Por lo que respecta a la causa de esta patología, se han desarrollado diversas teorías que tratan de dar una mayor claridad a la naturaleza y la génesis de este trastorno. Dentro de estas explicaciones, las teorías traumatogénicas son las que cuentan en la actualidad con un mayor respaldo teórico.
Las teorías traumatogénicas consideran que esta dolencia es una respuesta a una situación disruptiva; es decir, el TID se produciría como consecuencia de una experiencia traumática ocurrida durante la infancia, siendo considerado por diversos autores como una modalidad más compleja del conocido Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). No obstante, debido a que no todas las personas que han experimentado este tipo de experiencias durante su desarrollo desarrollan patologías de esta naturaleza, se ha desarrollado un modelo de Vulnerabilidad-estrés que define la existencia de una predisposición o vulnerabilidad a la disociación tras la vivencia de experiencias adversas.
En un estudio llevado a cabo en Norteamérica y Europa se ha encontrado que el 90% de las personas que ha desarrollado esta patología habían experimentado situaciones de maltrato físico, sexual o emocional durante la infancia o habían sufrido el abandono de los progenitores. A partir de estas investigaciones, se comprobó que las vivencias adversas ocurridas durante las fases tempranas del desarrollo pueden interferir en la integración de las distintas experiencias en una única identidad. Asimismo, en otra de las investigaciones se comprobó que las vivencias pasadas más vinculadas al desarrollo de esta patología son las experiencias de abuso sexual durante la infancia.
Siguiendo esta perspectiva, los fenómenos de disociación surgirían como consecuencia del aislamiento de los recuerdos asociados a estas experiencias adversas, dando lugar a diferentes identidades progresivamente más complejas y escindidas del resto. De esta forma, El TID no surgiría como resultado de una fragmentación de la identidad real de la persona, sino como consecuencia de un error en el desarrollo de dicha identidad por la existencia de estados mentales segregados que darán lugar a distintas identidades.
TID y apego
En la actualidad, está más que aceptada la influencia de las características de la relación temprana en el desarrollo de diversos síntomas y mecanismos defensivos. Asimismo, las patologías relacionadas con eventos disociativos se han visto vinculadas con los patrones de apego desorganizado, caracterizado por la presencia de acciones contradictorias simultáneas, desorientación y retraimiento generado a partir de patrones de interacción, entre el progenitor y el hijo, carentes de un sentimiento de seguridad.
Autores como Bach han descrito la relevancia de la figura principal de cuidado durante el desarrollo temprano como una experiencia relacional que contribuye al desarrollo de un “self continuado”, es decir, de una identidad integrada.
Desde este mismo punto de vista, el fenómeno disociativo es considerado una defensa interpersonal -que implica el inicio de una experiencia relacional distinta- e intrapsíquica -como resultado del bloqueo desarrollado hacia episodios adversos, capaz de influir sobre el desarrollo evolutivo natural y la inhibición de la capacidad de mentalización; es decir, la capacidad cognitiva de comprender e interpretar la conducta propia y de los demás, una función fundamental para el adecuado desempeño en la interacción social-.
Asimismo, a través de las investigaciones que han empleado técnicas de neuroimagen, se ha podido comprobar que las situaciones de maltrato asociadas a este tipo de patrón de apego, se encuentran vinculadas con respuestas de intenso temor y estrés que conlleva una hiperactivación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), generando patrones de activación neural sostenidos.
Síntomas del Trastorno de Identidad Disociativo (TID)
El TID consiste, en la mayoría de los casos, en una patología de naturaleza crónica e incapacitante, capaz de influir en cada una de las áreas de las personas afectadas. Asimismo, es necesario destacar la alta frecuencia en la que aparece asociado a otros síntomas o síndromes psicológicos que generan un mayor malestar e incapacidad. Los síntomas principales del TID son los siguientes:
- Presencia de varias identidades. Algunas de estas identidades pueden conocer información relevante de otras e, incluso, pueden llegar a establecerse interacciones entre sí a través de una dinámica intrapsíquica. De esta forma, las personas afectadas pueden referir que escuchan voces.
- Despersonalización. Sensación de estar desconectado de sí mismo, como si estuviera viendo a una persona diferente.
- Amnesia. Pueden aparecer lagunas de memoria de periodos anteriores, olvidos de acontecimientos cotidianos recientes, así como pérdida de habilidades adquiridas como el uso de un determinado instrumento.
- Otros síntomas. Además de las manifestaciones más comunes dentro del TID, hay una serie de síntomas que pueden aparecer durante el curso de esta patología, como dolores de cabeza, síntomas depresivos, ansiedad, abuso de sustancias, disfunción sexual, etc.
Rafael Fenoy Castaño, psicólogo en Aesthesis Psicólogos Madrid
Referencias
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