En septiembre y con la vuelta a la rutina, muchos niños y adultos retoman el estudio y aprendizaje de idiomas. ¿Cuales son las ventajas desde el punto de vista psicológico de estudiar una lengua extranjera?
Hace pocos días, conocimos la noticia de un colegio madrileño cuyos padres, profesores y dirección se posicionaron en contra de la implantación de los programas de bilingüismo y explican que tal y como están planteados este tipo de programas educativos, favorecen la aparición de situaciones de fracaso escolar, sentimientos de poca valía y baja autoestima, además de repercutir en el aprendizaje de otras capacidades. Este debate no es nuevo, pues se ha hablado mucho de los beneficios y defectos de estos programas.
Polémicas aparte, lo que sí está comprobado científicamente es que estudiar un idioma diferente al propio tiene grandes beneficios.
¿Por qué es bueno estudiar un idioma?
- Nuestro cerebro crece (plasticidad cerebral o neuroplasticidad). El lenguaje es una capacidad que los humanos poseemos y que implica el uso de numerosas áreas cerebrales y con cada aprendizaje nuevo, nuestro cerebro se modifica: aumentan la cantidad de conexiones neuronales y se fortalecen las ya existentes; por ello, cuantos más idiomas aprendamos, más desarrollaremos nuestro cerebro. Además, si las lenguas aprendidas tienen una raíz diferente a la de nuestra lengua materna, más palabras, sonidos o tonalidades tendremos que aprender (pues no se pueden reutilizar las palabras ya aprendidas). Esto supone más dificultad a la hora de estudiar el idioma, pero más crecimiento cerebral.
- Mejora nuestra memoria y previene los problemas asociados a esta. Al aumentar el número de conexiones neuronales y fortalecerlas, se aumenta la capacidad para memorizar y se disminuye la probabilidad de que aparezcan enfermedades como la demencia o el Alzheimer (que consiste en la destrucción de estas conexiones y en la muerte de muchas neuronas).
- Desarrollo de las capacidades cognitivas como la resolución de problemas, la atención y la concentración, a consecuencia de la neuroplasticidad de la que ya se ha hablado en el primer punto.
- Aumento de la autoestima. Cuando aprendes nuevos idiomas, aumenta la autoestima, pues te sientes más capacitado y menos limitado, por ejemplo, puedes entablar más conversaciones y, por tanto, aumentar las relaciones de amistad o puedes solucionar dificultades surgidas en el extranjero de forma más eficaz.
- Mejora nuestras relaciones sociales, pues tenemos la capacidad de hablar con más gente, sin que el idioma sea un problema.
- Nuevas formas de ver el mundo. Hay lenguas que utilizan la misma palabra para referirse a diferentes elementos. Por ejemplo, en inglés, la palabra “blue” (azul) se refiere a un color y también a un estado anímico (la tristeza). Además, cuando dominamos un idioma podemos conocer nuevas culturas a fondo, incorporando valores de esas culturas a nuestra forma de vivir. Esto a su vez, hace que seamos más tolerantes.
- Ayuda a la mejora del uso de la lengua materna, pues se presta más atención a las estructuras y normas de los idiomas.
- Favorece el aprendizaje de otro idiomas. Esto se debe a que nuestro cerebro, al crecer y tener un “almacén” de palabras, sonidos y tonos más amplio, aprende con más facilidad.
- Permite ser más atractivo. Una persona que conoce más idiomas (que puede comunicarse con facilidad con muchas personas y ha desarrollado ciertas capacidades cognitivas) es una persona interesante, por ejemplo, a la hora de buscar candidatos para un puesto de trabajo.
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”
Ludwig Wittgenstein. Filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco
Rosa Isabel Hidalgo-Barquero Torres. Psicóloga en Aesthesis, Psicólogos Madrid
Referencias
10 beneficios de aprender un segundo idioma. (2015). La Mente es Maravillosa. Recuperado el 14 de septiembre de 2016 de: https://lamenteesmaravillosa.com/10-beneficios-de-aprender-un-segundo-idioma/